Hoy vengo con las mismas ganas que la primera vez.
Quiero mirarte y ser capaz de arrancarle a mi garganta la voz.
Susurrarte y que tiembles. De nuevo. Y ojalá siempre.
Quiero que sepas que, desde entonces, lo invades todo.
Tengo poemas sobre ti escritos hasta en los márgenes de mi ser.
Has conseguido que mi pasión lleve tu nombre en cursiva y que cada decisión sea la definitiva.
Que sea yo quien tome la iniciativa para seguir al corazón.
Me inspiras,
me impulsas,
y me crezco en tu manos.
Y lo mejor es que no tengo por qué despertar a tu lado,
para saber que no es soñado todo lo bonito que me pasa.
Te llevo mucho más cerca de lo que los demás ven.
Impresos todos tus besos directamente en la frente,
tus abrazos agarrados a la espalda y un alma que suspira por ti.
Y algunos todavía, si no te ven, no lo creen.
A ti, que nunca te hizo falta tinta para dejar marca en la piel.
La chica del chubasquero amarillo.