Sé que hoy todos deberían ser para él…
…pero en realidad él es un regalo para mí.
Desde que llegó me llenó el corazón de palabras que yo ni siquiera conocía. Y, sin embargo, la primera vez que me miró me dejó sin habla.
Dicen que la piel tiene memoria, y corroboro que ninguno olvidaría aquel día en nuestra historia. Es completamente imborrable.
Igual de irrepetible que todas las mañanas…
y las tardes,
y las noches,
y todas las madrugadas,
…cogida del brazo de este alma que lo ha dado siempre todo sin pedir nunca nada.
Lo veo andar y veo el resto de mi vida caminando delante de mis ojos. Y a veces lloro, y otras me río, y, si me pillas sensible, puede que vuelva a llorar. Qué cosa tan única, ¿no?
Y es que él es mi primer otoño y mi próxima primavera. Sus hojas caídas son vida para mis futuras flores. Indefectiblemente.
Mi meta más importante es poder creer siempre en todo lo que hago (y conseguir que viva todos sus días con la misma ilusión con la que me abre siempre la puerta).
Ojalá sea tan feliz
y sueñe tan a menudo,
que su imaginación esté siempre despierta.
La chica del chubasquero amarillo.